Konami ha hecho los deberes. Así de claro y explícito. Si por algo se caracterizó el paso de la saga por PlayStation 3 y Xbox 360, fue por no ofrecer nunca un juego de calidad. Esto provocó lo ya bien consabido por todos: el atropellamiento al que se vio sometido por FIFA 15, que tuvo como momento más deprimente el pasado curso, donde lanzaron “un juego a medio hacer” (declaraciones del director de orquesta). Pero, amigos, eso ya pasó, ahora toca hablar de Pro Evolution Soccer 2015.
El 4-4-2 de toda la vida
Si se le preguntase a cualquier aficionado al fútbol cuál es la variante táctica más repetida, la respuesta sería, sin lugar a dudas, el 4-4-2. Pro Evolution Soccer, el de PS2, es ese modelo. Al fin y al cabo, PES ha representado para toda una generación de jugadores el simulador de fútbol más realista que ha existido. Electronic Arts con FIFA dio un giro de tuerca, más que necesario, a ese concepto, y ahora parece que Konami se ha enganchado de nuevo a esa dinámica.
¿Dónde comienzan estos cambios? Pues en el apartado más importante de cualquier juego: el jugable. Pro Evolution Soccer 2015 es todo lo que se echaba de menos de sus antecesores de la época gloriosa. Vuelven a ser pases difíciles de ejecutar y donde uno tiene la sensación de que el balón pesa como si estuviera en la vida real; esos controles que acaban en la caseta del cuarto árbitro; regates ortopédicos realizados por jugadores de igual índole, y un largo etcétera.
Iguala o se queda cerca del nivel de FIFA, pero eso al menos ya es mucho: PES 2015 no es el producto infesto de anteriores entregas, donde jugar era una quimera.
Pases y animaciones están perfectamente recreadas, y los jugadores más famosos del planeta están fielmente plasmados. Ahora bien, hay una serie de aspectos que flojean desde la demo lanzada en septiembre y que en esta versión no se han mejorado (por desgracia).
El primer punto son los porteros. Qué calamidad más grande. El responsable de la saga dijo en su día que serían mejores que los de FIFA, hecho que tampoco es difícil de lograr. Sin embargo, no es que lleguen a su paupérrimo nivel, sino que son peores todavía. Hacen cosas muy extrañas, desde salidas en falso hasta palomitas cuando un tiro entra por el medio; por no decir que cantan y realizan despejes cuando no tienen que hacerlos, y eso no se puede permitir.
Y por otro lado están los tiros. Si obviamos el disparo manual, que es difícil de coj***s, el automático sigue pecando de la misma tesitura que en anteriores entregas. De esta manera, casi todos los tiros van ajustados a la escuadra en cuanto cogemos la perpendicular. Y el que dice escuadra hace referencia a darle al poste, por ejemplo. Konami debe arreglar esto para futuras ediciones, más cuando porteros y tiros están intrínsecamente relacionados.
Por suerte, estos dos “peros” se contraponen con otro de los aspectos positivos del juego, como es la inteligencia artificial. Las defensas son férreas y saben mantener los marcajes adecuadamente. De igual manera, en la parcela ofensiva es una delicia ver cómo se desmarcan los compañeros: el delantero traza el pase y, acto seguido, el extremo derecho ya está subiendo la banda por si el lateral quiere optar por otra vía. Chapó, Konami.
A nivel jugable, como hemos dicho, se ha conseguido recuperar esa sensación de los anteriores juegos, algo imprescindible en la saga. No obstante, dentro de esta dinámica jugable hay un apartado donde la desarrolladora debe ponerse las pilas urgentemente: las licencias. Que ligas tan importantes como la Premier –la mejor del mundo en estos momentos- aparezcan sin licenciar, no se puede permitir. En el caso de la española, tanto la Primera como la Segunda División hacen acto de presencia, lo cual se agradece.
Asimismo, también aparecen licenciados los torneos ya clásicos de PES, como es el caso de la Champions League, Europa League o Copa Libertadores (entre otros). Estos modos darán muchas horas de juego, que se verán ampliados con la ya clásica Liga Máster, que está tanto offline como online (a través del modo MyClub).
Para el futuro, Konami debería ahondar en este último modo, que tan buen resultado le está dando a FIFA con su Ultimate Team. En el caso de PES 2015, le falta más profundidad y una mayor interacción con el jugador, tanto a la hora de los traspasos con otros jugadores como llegar al filin con la plantilla.
Antes de finalizar esta crítica, es imprescindible mencionar el apartado gráfico. El trabajo realizado por el estudio con elFOX ENGINE es una maravilla. Aunque los jugadores menos conocidos aparecen pésimamente recreados, los más famosos gozan de un gran nivel de detalle, hasta el punto de preferir estas versiones a las de FIFA.
Los efectos de iluminación, la recreación de los estadios, la textura del césped… Todos estos elementos también cuentan con una buena recreación, y eso es de agradecer después de tantos años sin un cambio palpable.
Cuando Konami comunicó que Pro Evolution Soccer 2015 se retrasaba hasta noviembre, muchos de los presentes dijimos: “Uf, mala cosa”. Sin embargo, desde la empresa japonesa alegaron que era el tiempo necesario para pulir más detalles y, a su vez, alejarse en las tiendas de su principal competidor.
Dos meses después de esta decisión, queda aplaudir a Konami por el movimiento ejecutado. Se nos ha ofrecido un juego pulido en casi todos los aspectos, con un apartado jugable que recupera lo mejor de las entregas de PS2, y una experiencia que, si nada falla, será mejor en próximas ediciones. Ahora la pelota está sobre el tejado de FIFA, que con FIFA 15 no ha experimentado un cambio grandilocuente. Mientras tanto, los jugadores permanecemos a la espera de que ellos mejoren para nosotros. Bendita guerra. Bendito fútbol.
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