Desde que se anunció ¿por sorpresa? hace algunos meses Far Cry 4 (incluso antes del Assassin’s Creed que tocaba este año), muchos han puesto sus esperanzas en este juego que vuelve a coger lo más importante que inventó Ubisoft para aquel sensacional Far Cry 2 de 2008 y lo vuelve a poner en práctica pero cambiando de localización.
En esta ocasión nos llevan hasta Kyrat, un país ficticio que está metido en plena cordillera del Himalaya y que sirve de telón de fondo para una historia en la que hay ‘más tela que cortar’ de lo que parece. Un juego que nos hace entender por qué los ‘open world’ son uno de los géneros que mejor salud tienen en el mercado de los videojuegos y los que, con el paso de los años, son los que mejor van a perdurar.
Tiranos y aprendices de tiranos
La historia seguramente la conocéis por los muchos materiales que Ubisoft ha venido publicando en los últimos tiempos. Un tirano de nombre Pagan Min hace con los que viven en Kyrat lo que le da la auténtica gana: los mata, los adoctrina, los detiene, los tortura y todo con absoluta impunidad.
En el otro lado nos encontramos nosotros, un tal Ajay Ghale que viaja hasta aquellas remotas tierras para esparcir las cenizas de su madre, fallecida en su exilio de los EE.UU., y cuyo papel va a resultar más importante de lo que parece en el entramado político de la guerra civil que vive el país. Y claro, nosotros no podríamos ser unos simples peones y ya está. Aunque no nos lo digan al principio, nos da que nuestro rol en esta revolución va a ser tan importante como definitiivo. Pero ya si eso, lo descubrimos jugando con Far Cry 4. ¿No os parece?
Un ‘open world’ ya conocido
Ubisoft tiene muy claro qué es lo que puede ofrecer con cada una de sus distintas franquicias. Con Assassin’s ya sabéos lo que toca y con Far Cry ocurre tres cuertos de lo mismo. Desde que Crytek se desvinculara de la franquicia y los franceses se la quedaran, su devenir siempre ha transitado por los caminos de los ‘open world’. Mundos abiertos, relativamente grandes y donde podíamos hacer en cada momento más o menos lo que nos diera la gana.
La campaña tiene sus muchas (32) misiones que podremos ir siguiendo secuencialmente y seguidas hasta terminarlas o, por el contrario, será posible ir completando otros eventos que nos van a permitir ganar en experiencia, armas y equipamiento para enfrentarnos mejor a los peligros que hay repartidos por Kyrat.
Por ejemplo, todo el territorio está plagado de puestos de control. Hay un total de 24 que podremos conquistar para los rebeldes y quitárselos a las fuerzas de Pagan. Con cada uno de ellos vamos ganando armas y equipamiento especial además de bonificaciones que harán que los miembros de la resistencia nos vayan respetando cada vez más.
A imagen y semejanza de los campanarios de Assassin’s Creed, tendremos 17 torres de comunicación a las que debemos escalar para cortar la emisión propagandística del tirano y ponerla de nuestro lado. Así, al conquistarlas, podremos descubrir todo lo que hay bajo nuestros pies en esa parte del mapa de Kyrat, donde descubriremos aldeas, campamentos o nuevos lugares a los que acudir para realizar más misiones.
También hay fortalezas que podremos conquistar pero ya os avanzamos que serán misión (casi) imposible. Su nivel de dificultad será tremenda y aquí os recomendamos que de intentar asaltarlas lo hagáis de la mano de otro jugador, aprovechando las partidas cooperativas que podremos crear o unirnos a ellas.
Luego también hay encargos de algunos NPC o lugares como Shangri-La, Yogi y Reggie o Longinus, cometidos de caza, suministros, escolta, rescate de rehenes, carreras (sí, sí, habéis leído bien), etc., y que como el resto de misiones, nos pueden reportar armas únicas, logros, rupias, bonificaciones de XP y Karma, centros de propaganda y descuentos en los precios de munición, consumibles y armamento.
Un mundo vivo y salvaje
Una de las partes en las que Ubisoft ha hecho especial hincapie con Far Cry 4 es en su concepto de ‘Wild Life’ donde aparecen todo tipo de alimañas y bestias que bien utilizadas nos pueden abrir el camino más fácilmente en nuestras incursiones en territorio enemigo.
Lo primero que nos enseñan al entrar en el juego es que podremos crear cebos. Carne que obtendremos de los animales que pueblan las montañas del Himalaya y que llevaremos en nuestro inventario. Con ellos, llegado el momento de asaltar una aldea o lo que sea, podremos tirarlo sobre los enemigos para llamar a una alimañana.
Bien lobos, bien perros salvajes, osos gigantes o tigres y felinos que al menor mordisco se van a cargar a todos los soldados que se pongan a su paso. Pero cuidado, que al revés igual. Si vamos andando por el campo y nos cruzamoscon una manada de lobos, más vale correr o tener un arma contundente. Nos atacarán casi sin miramientos y provocando bastante daño a nuestra salud.
Pero ojo, que estas bestias no solo nos servirán gracias a los cebos. En algunos campamentos veremos que tienen fieras encerradas. ¿Qué mejor estrategia que llegar hasta ellas sigilosamente y liberarlas para que empiece el festín de carne? Otra cosa son los elefantes, que como suele ocurrir en las cacharrerías lo arrasan todo sin mirar quién esté delante: sea soldado de Pagan o aliado nuestro. Ya, ya sabemos que podremos subirnos a ellos y arrasarlo todo, pero de primeras eso no será posible ya que tendremos que aprender la habilidad que, además, tiene un coste.
Lo que no hay que aprender es a escalar, ya que será algo tan necesario como que el entorno de Kyrat lo pide a gritos y por eso lo sabremos hacer desde el principio. Este punto es uno de los más divertidos de Far Cry 4 ya que abre un enorme abanico de opciones a la hora de pensar cómo nos enfrentamos a una misión. Y es que debéis tener en cuenta que en algunas ocasiones ciertos enclaves solo estarán accesibles vía cuerda y gancho.
¿Hemos hablado de enemigos de cuatro patas como rinocerontes o cosas así? Pues hay más. Si os da por nadar en un lago, cuidado que os podrían atacar una especie de ¿pirañas? que se liarán a mordiscos con nosotros y aun cuando creamos estar a salvo de algún animal, siempre puede atacarnos por el aire un águila y crearnos algún desconchón en la cabeza.
Influidos por el tigre y el elefante
Nuestro personaje no creáis que sale de primeras así lleno de habilidades y ya está, No. Tiene que aprender un montón de cosas antes de poder decir que tiene potencial suficiente como para enfrentarse a los peligros más complicados de Kyrat. Así que toca ‘learning’ habilidades para ir perfeccionándonos.
Far Cry 4 divide estas habilidades que podemos aprender en dos ramas, la del tigre y la del elefante. La primera tiene que ver con lo que son los poderes de ataque y defensa, movimiento de eliminación con distintos tipos de continuaciones (disparos, lanzamiento de cuchillos, granadas, etc.), posibilidad de recargar mientras vamos a la carrera, disparar a un enemigo aun cuando arrastramos a otro que acabamos de eliminar, chalecos antibalas más resistentes, aumento del tiempo que podemos bucear, eliminación del balanceo al usar el arco y las flechas, etc.
Sin embargo, el elefante va por otro camino, que es el de tener más salud, poder fabricar jeringuillas de mayor capacidad de recuperación, mayor rapidez a la hora de recolectar o fabricar objetos, protección al daño gracias a piel de rinoceronte, etc. De esta forma, vamos escogiendo qué tipo de jugador queremos ser, si uno al que el sigilo le da completamente igual u otro que prefiere infiltrarse y provocar daño sin ser visto. En esto, la verdad, Far Cry 4 ofrece opciones muy distintas para superar las misiones.
‘Crafting’ y otras labores alternativas
Aunque la parte económica de Far Cry 4 existe, tampoco es que sea una pata fundamental. Lo es en cuanto a que podremos construir con los elementos que vayamos recolectando por el mundo de Kyrat algunos objetos que nos van a permitir facilitarnos algunas tareas.
Básicamente el catálogo de ítems que podremos confeccionar tiene que ver con objetos que podremos equipar como pistoleras, carteras para acumular más rupias, bolsas de distintos tamaños para ir guardando lo que recogemos, tanto ingredientes como objetos arrojadizos, cebos, minución e incluso un carcaj para almacenar nuestras flechas.
Precisamente, es importantísimo equipar las armas que mejor se van a ajustar a la misión o, mejor dicho, al tipo de jugador que somos. Cualquier cosa que dispare balas será una máquina de llamar la atención, mientras que los cuchillos o el arco y las flechas nos permitirán entrar sin ser vistos y conseguir los objetivos.
En este apartado, el arsenal es de los que quitan el hipo por la cantidad de cosas que podremos equipar o personalizar, y muchos de esos modelos los tendremos que comprar con rupias (rápidamente) o completando los desafíos que nos marcan. Aquí, Ubisoft no ha querido que lo fiemos todo al vil metal y también ha tenido en cuenta lo mucho que disfrutemos con Far Cry 4: cuantos más eventos y misiones secundarias completemos, mayores serán las recompensas en todos los aspectos.
Decide qué camino quieres tomar
Sin llegar al extremo de Bioware que en sus míticos RPG siempre nos deja ir variando la personalidad de nuestro héroe de bueno a malo, aquí tendremos en ciertos momentos que tomar decisiones críticas. No os contaremos nada para no desvelar ningún elemento de la trama, pero hay ciertos instantes del argumento donde nos van a pedir que nos posicionemos, y según escojamos las misiones siguientes cambiarán.
Esto hace que vayamos siendo más afines a un lado que a otro aunque si queremos mantener una cierta equidistancia,siempre podremos recurrir al Karma. Este no es otra cosa que las ‘buenas’ acciones que llevamos a cabo de cara a ganarnos la confianza de todos los miembros de nuestro movimiento revolucionario: El Sendero Dorado.
Este nivel de Karma va subiendo con cada cometido que completamos pero luego hay algunos eventos específicos que surgen de repente en medio del mapa y que podremos ir hasta esa zona, combatir, completarlos y ganarnos un montón de puntos más. Esto nos trae buenas recompensas pero, sobre todo, la lealtad de los muchos soldados que en un momento de la historia seguro que van a necesitar de nuestra ayuda.
Cuida de tus aliados
Far Cry 4 tiene una parte muy especial en el cooperativo, donde podremos ir superando misiones de la Campaña con la ayuda de un amigo o, si contamos con emblemas de aliados a sueldo podremos llamar a mercenarios para que nos echen una mano en las misiones más complicadas.
De igual manera, las cuatro fortalezas que hay en Kyrat serán inexpugnables si nos lanzamos solos y sin apenas XP a por ellas, pero con la ayuda de otro jugador la cosa cambia mucho. De todas formas, estos enclaves es mejor que los dejéis para cuando ya tengáis un buen trecho recorrido en el juego, ya que a medida que vamos completando misiones de la historia principal estos ‘fuertes’ se van debilitando y llega un momento en el que tendremos opciones de asaltarlos sin problemas.
¿El mejor de toda la franquicia?
Llegar a afirmar algo así sería un atrevimiento, más que nada por que el primer juego fue soberbio, al igual que los que han venido después y según lo que nos influenciaron, así preferiremos uno u otro. Pero a pesar de eso, podríamos decir que Far Cry 4 es, al menos en la ‘next´gen’ que hemos jugado, uno de los títulos más solidos que podemos encontrar, por duración, calidad gráfica y entretenimiento.
La ambientación lograda en las tierras del Himalaya roza los absolutamente sublime, con escenarios que parecen estampas obtenidas de los mejores fotógrados de National Geographic: cumbres nevadas, caminos de piedras, escaleras que suben por las laderas escarpadas y todo decorado con esas banderas de oración budista que te indican claramente dónde estamos. Maravilloso.
Ya os decimos que es uno de los elementos que más llaman la atención, así como el completo entramado de escenarios, ambientación y vida salvaje que le da al juego una apariencia totalmente compacta, perfecta y que debe haber sido uno de los principales elementos que más trabajo han dado a los desarrolladores de Ubisoft Montreal.
Estamos hablando de un juego que ofrece aproximadamente unas 50 horas para completar todas sus misiones principales y cometidos secundarios, eso sí, ahí no está sumado el tiempo que podríamos utilizar en recoger los coleccionables o todo lo que tiene que ver con el progreso personal de armas, habilidades, ‘crafting’ o vehículos, por lo que saldrían muchas más.
Las Arenas son la parte multijugador que está bien que tenga su presencia y cuentan con sus rangos para hacerlo más ‘adictivo’, pero solo con lo que viene dentro de Far Cry 4 en su historia principal tenemos más que suficiente como para estar una temporada picados por completarlo todo.Y es que uno de los secretos del juego es que es tan fácil movernos por este mundo tan grande, con medios de transporte tan variados (y espectaculares) que es muy complicado dejar de seguir picando: acabas una misión y aunque quieras dejarlo intentas hacer otra… y luego otra, como las pipas.
Aunque ya conociéramos Far Cry 2 en África o Far Cry 3 en la selva, algo tiene el Himalaya que lo hace especialmente atractivo aunque seguramente mucha culpa de ello lo tenga que por vez primera la franquicia ha aterrizado en la ‘next-gen’, y gráficamente resulta tan impactante como su concepción ‘open world’ que es ya una marca reconocible de la casa.
Un grandísimo juego y una apuesta segura.
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