Todo elemento de hardware requiere la interpretación del software para su correcto funcionamiento. En el caso de los smartphones, una actualización de firmware es suficiente, por ejemplo, para mejorar el rendimiento y consumo energético de la pantalla, el procesador, la respuesta de los botones táctiles y un sinfín de configuraciones que repercuten de lleno en la experiencia de usuario del teléfono. Sin embargo, en ocasiones se presentan casos como el del Samsung Galaxy S3.