Windows XP ha terminado por tener una vida larga, muy larga. El sistema operativo salió hace once años, y su soporte oficial se ha ido extendiendo hasta el 2014 después de que el mundo profesional no adoptara Windows Vista y lo haya hecho de forma parcial con Windows 7. Microsoft, en un esfuerzo para acelerar esa migración, ha publicado un artículo afirmando entre otras que mantener Windows XP en los equipos de una empresa puede salir hasta 5 veces más caro que actualizar a Windows 7.
Las razones que aporta Microsoft no son tonterías: un sistema operativo tan antiguo (once años en el mundo de la informática es una auténtica eternidad) está muy expuesto a problemas de seguridad y soporte, aunque oficialmente éste dure hasta el 2014. El resultado es que las empresas acaban invirtiendo en solucionar esos errores en Windows XP cuando podrían usar el mismo dinero para actualizar y adaptar sus equipos y sistemas a Windows 7.
Quizás con Windows 8 y el cambio radical que supondrá su interfaz Metro y su llegada a los tablets ayude, pero hasta el mismo Ballmer ha comentado que es un cambio tan brusco como arriesgado. La segunda mitad de este 2012 va a ser bastante crítica para Microsoft.
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