- Con 70 millones de usuarios al mes es una web líder de Latinoamérica
- Se les citó en la denuncia contra Megaupload y en una de las 'listas de Sinde'
- Los hermanos Botbol dicen que los posts con enlaces a descargas son minoría
- Su objetivo ofrecer juegos, libros y música de forma 'legal'
EEUU les citó como parte de la 'mega conspiración' contra la propiedad intelectual en la denuncia a Megaupload, pero los hermanos Botbol, cabezas pensantes de Taringa desde 2006, lucen un talante mucho más moderado que conspirador.
La comunidad virtual con más peso en Latinoamérica (70 millones de usuarios únicos al mes y más de 17 millones de usuarios registrados) está inmersa en pleno proceso de renovación hacia un modelo en el que "ganen todos", creadores e internautas. "Quizás fue error nuestro que la gente entendiera que Taringa era un indexador de enlaces de Megaupload", entona Matías, que asegura que el cierre de la popular web de intercambio de archivos no les afectó “de forma considerable”y que su tráfico se mantuvo.
"Muchos pensaban que íbamos a desaparecer o incluso que el FBI entraría en nuestras oficinas", recuerda. Su hermano, Hernán, apostilla: "En realidad menos del 9% de los posts que se publican en Taringa incluyen algún enlace a un 'cyberlocker' -web de alojamiento e intercambio de archivos- y muchos redirigen a contenidos no protegidos, como quien subía a Megaupload el manual de un coche antiguo para que otros usuarios lo pudieran usar". Pese a todo, admiten que es muy difícil controlar que no se posteen contenidos protegidos por derechos de autor en ningún rincón de un gigante como Taringa.
"Internet no es una guerra entre el 'copyright' y la anarquía total", argumenta Matías, que cree que reformas restrictivas como la ley SOPA y el cierre de páginas web lo único que propicia es estirar aún más esa guerra.
Su 'hermana pequeña' española, laley Sinde, les ha colocado en una de sus listas negra de páginas de enlaces. Sobre esta norma también carga Matías sus críticas a esta ola de legislación 'antidescargas': "La solución no es cerrar webs. No es positivo para España, porque se convertirá en una burbuja cerrada y el resto, lo que se encuentre fuera de ella, evolucionará”.
De denunciantes a socios
Pero, en muchos casos, el problema es la ausencia de una normativa clara aplicable a las reglas que rigen la Red, lo que conlleva dejar las decisiones al criterio de cada juez y al dictamen de sentencias, en muchos casos, contradictorias.
En 'su' Argentina, la ley de derechos de autor está datada en 1933, antes siquiera de que la televisión comenzara a emitir y, por supuesto, cuando ni se podría llegar a pensar que un mucho, mucho antes de que Internet diera sus primeros pasos. En el marco de este 'vacío legal, la justicia argentina abrió proceso contra ellos en mayo de 2011, al considerarles "partícipes necesarios" de delitos contra la propiedad intelectual. Quien les denunció entonces, la Cámara Argentina del Libro, acaba de firmar un acuerdo de colaboración con Taringa.
Aunque el proceso sigue en marcha de la mano de Fiscalía, tiene pocos visos de acabar en condena sin el respaldo de quienes entonces eran uno de los mayores azotes del portal.
Por eso de acabar con la "guerra" a dos bandas, los hermanos Botbol decidieron sentarse en la mesa con algunas entidades de gestión de derechos argentinas. El acuerdo con los editores incluye una herramienta de denuncia directa de infracciones del 'copyright'. Es decir, cada vez que la Cámara acuse, el post se retira automáticamente.
'A posteriori', se verifica que la queja esté fundamentada. Este sistema voltea el método habitual, en el que los mismos usuarios pueden denunciar un post que infringa las condiciones de uso y, tras su revisión por parte de los administradores, se decide su retirada. Los editores, por su parte, se han comprometido a que no utilizarán la herramienta como método de censura y a aportar libros descatalogados o fuera del mercado para que se compartan en la página web.
Un 'Myspace' con retribución para músicos
Taringa es una comunidad en la que los usuarios comparten información y comentan noticias y que mantiene el modelo de foro que, con el tiempo, dio paso a las redes sociales que hoy conocemos.
En pleno proceso de reconversión, intentando dejar de lado su fama, más o menos justificada, de albergue de 'links' de descargas, sus responsables abren nuevas vías. Una de ellas pasa por ofrecer los juegos clásicos de la empresa española Akamon, con la que acaban de firmar un acuerdo para que sea su proveedor en exclusiva.
La otra pasa por repensar la integración de la música en Internet más allá de enfrentamientos entre industrias. Este mes de abril abrirán a sus usuarios su proyecto de gramola 'online', en la que los propios músicos subirán sus canciones para que los usuarios puedan escuchadas en 'streaming' de forma gratuita. ¿A que les suena?
La diferencia con Myspace, cuenta Matías, es que su objetivo es "recompensar" a los autores. Primero, poniendo a su disposición datos estadísticos sobre qué canciones se escuchan más, por personas de qué edades, de qué procedencia o incluso en qué momento de la canción los usuarios, despiadados, le dan al stop.
Así, pueden conocer con exactitud casi matemática la respuesta del público sobre un determinado tema o, como ejemplifica Matías, "organizar una gira de conciertos sabiendo en qué ciudades serán mejor recibidos y qué canciones triunfarán seguro".
Además, los responsables de Taringa están preparando un sistema de retribuciones económicas para los músicos. El plan es que una parte de la publicidad que ingresen gracias al nuevo espacio se destine a pagar a sus autores. El beneficio de cada uno dependerá de lo populares que sean sus canciones.
Música, libros, juegos... ¿Y cine? Por el momento, las complicaciones estructurales de emitir cine 'online' les frenan y no se lo plantean, aunque no sea por falta de ganas.
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