El día de ayer el Senador Ron Wyden, el único funcionario 
estadounidense que ha levantado la voz en contra de ACTA en ese país 
debido a los problemas constitucionales que presenta, cuestiono a Ron 
Kirk — el funcionario responsable de la United States Trade Representative,
 institución responsable del diseño, negociación y promoción de ACTA, 
TPPA y en general todas las legislación radicales de propiedad 
intelectual que infectan los sistemas legales de todo el mundo, como es 
el caso de la Ley Sinde en España.
En Abril del 2011, KEI International publicó la respuesta oficial de la USTR en la cual afirmaba que el congreso de Estados Unidos no
 estaba sujeto al ACTA ya que el tratado no requería la modificación de 
ninguna ley en ese país.   De hecho se han escudado antes en el Articulo
 1.2 del texto para intentar convencer de que no hay que cambiar la ley 
local y por lo tanto, la aprobación del Congreso no es requerida:
Cada parte debe ser libre de determinar el método apropiado para implementar las provisiones de este acuerdo dentro de sus propios sistemas legales y prácticas.
Gran parte del criticismo en cuanto al tratado es el hecho de que no había certeza alguna en cuanto a las obligaciones legales de Estados Unidos para también implementar el tratado en su propio país, un asunto que el Senador Ron Wyden ha presionado al respecto con anterioridad,
 ya que muchos no están de acuerdo en que el ACTA sea un “acuerdo 
ejecutivo” que no necesita aprobación del Congreso de Estados Unidos.
Las contradicciones y las confusiones generadas por los propios negociadores
 no son algo nuevo en el oscuro entorno que el ACTA ha generado.  No es 
sorpresa que ayer Ron Kirk confirmará al Senador Wyden que ACTA sí vincula legalmente a Estados Unidos.
Ron Kirk, al igual que Karel De Gutch lo hace en Europa, culpó de desinformación masiva la oposición al ACTA y afirmó que su proceso de negociación (y el de TPPA) han sido ”más transparentes que nunca antes”
 y además defendió la confidencialidad de las negociaciones señalando 
que son necesarias al menos de que no se quiera negociar un tratado “nunca más”. (!)
El Senador Ron Wyden, quién además es uno de los legisladores involucrados en la fuerte oposición a SOPA
 y ProtectIP, recordó que al pertenecer al Comité de Inteligencia conoce
 bien el asunto de la discrecionalidad, por lo que pidió que se dejará a
 un lado todo el secretismo sin sentido ya que esto que tiene nada que 
ver con seguridad nacional, y así poder cubrir la demanda que recibe actualmente de sus ciudadanos: involucrarse y poder incidir en este tipo de negociaciones.
Wyden recordó que la protesta contra SOPA y PIPA cambiaron la norma e invitó a Kirk a abrir las puertas de su institución, para que los ciudadanos puedan dar su opinión específicamente en cuanto a libertad e innovación en relación con el internet.
Tal
 vez hubiera sido más útil que los cuestionamientos de los gobiernos 
involucrados en ACTA y su terrible consecuencia ilógica, el TPPA, 
hubieran sucedido antes de que el tratado fuera firmado.
 Los negociadores de ACTA y todo el clan interesado en volver la 
propiedad intelectual un instrumento de opresión, saben que la oposición
 al ACTA y en general, a la negociación anti-democrática de tratados internacionales afecta su vialibilidad, además de su legitimidad.
Un
 ser humano con un mínimo de sentido común pensaría que lo lógico sería 
cambiar la estrategia y dejar de intentar convencer a la sociedad de que
 la discrecionalidad es necesaria para negociar y que debemos confíar 
ciegamente en ellos.  Pero no, Techdirt informa que la USTR ahora pide que se le de una nueva atribución: “Trade Promotion Authorities”.
 Lo cual significa que el Congreso de Estados Unidos tendría que votar 
las modificaciones a tratados internacionales en un periodo de tiempo 
muy reducido y además, no podrán hacer enmiendas.
Maximalismo puro.  La razón de esta nueva demanda,  según Mike Masnick, es que TPPA se pretende finalizar antes de que termine este año, lo cual es una pésima noticia.
Todos
 estos asuntos de Estados Unidos no serían de tanta importancia para 
todos, si el gobierno de Estado Unidos no estuviera empeñado en imponer 
su extrema política de propiedad intelectual fuera de su territorio. El 
ACTA y el TPPA impedirán una reforma urgente y positiva del sistema de 
propiedad intelectual en los países que la adopten.
Afortunadamente, la discusión del ACTA parece que comienza a nivel masivo en Estados Unidos.
El Senador Darrell Issa también se ha unido a los esfuerzos contra el ACTA y ha publicado en su plataforma de legislación DIY, llamada Madison,
 el texto del tratado en un formato en el cual se pueden hacer 
comentarios, lo cual seguramente arrojará un poco de luz acerca de la magna estúpidez
 que significa una legislación que pretende atacar por igual, la 
falsificación de productos físicos e infracciones de copyright en el 
entorno digital.
Debido a la remisión del ACTA a la Corte Europea de Justicia
 la conclusión del primer tratado internacional de propiedad intelectual
 del siglo XXI, tomará al menos un par de años y es difícil saber si la 
discusión del ACTA en Estados Unidos tendrá algún efecto por el momento.
Sin embargo, el final ya todos los sabemos: ACTA no tiene ni nunca tendrá legitimidad.
 Y las leyes ilegítimas, no sirven. En caso de que sea utilizada por los
 Estados que decidieron participar, siempre se enfrentará a su propia 
sombra, de la cual los únicos responsables son aquellos que decidieron 
evitar una discusión democrática en torno a las implicaciones de incluír
 en tratados multilaterales un sistema que simplemente ya no funciona: la propiedad intelectual.
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