Microsoft ha vuelto a hablar del principal dispositivo de control de su nueva consola, para descubrirnos la gran resistencia que tendrán al paso del tiempo y, sobre todo, al uso por parte de los jugadores. Tanto que aseguran que no hará falta sustituirlo por otro durante todo el ciclo vital de Xbox One.
De los tres grandes dispositivos que se pudo ver durante la pasada Xbox Reveal del 21 de mayo, quizá fuera el mando el que menos atención se prestó (aunque ello no quiere decir que no se abrieran debates en la Red sobre su nuevo diseño), ya que desde el punto de vista estético, la mayor parte de los ojos se centraron en el diseño del hardware en sí (y que sí que generó una larga lista de comentarios, muchos de ellos en contra), y desde el punto de vista funcional, fue Kinect la que acaparó esa atención.
Y en medio, el mando tradicional, del que ya dimos cuenta hablando de su renovado diseño con respecto a su antecesor en 360 y su mejora a la hora de adaptarse a las manos del jugador.
Vuelve a ser noticia
Ahora, la compañía norteamericana ha querido devolverle al centro de la noticia haciendo públicos los resultados de los diferentes tests que han realizado sobre la dureza y resistencia del dispositivo, asegurando que han logrado el objetivo previsto: darle una durabilidad con todas las garantías de al menos diez años.
Es decir, que una década más tarde, el mismo mando seguirá siendo totalmente útil a pesar del paso del tiempo y del uso continuo por parte de los jugadores; algo que hasta ahora no ofrecía, por ejemplo, su antecesor.
Tipo de pruebas
Así lo ha asegurado Bob Brown, manager de la sección de hardware y accesorios de Microsoft, al portal PocketLint. Brown señala que el mando ha sido sometido a una serie de pruebas concretas en las que, por ejemplo, cada botón ha sido pulsado en torno a cuatro o cinco veces por segundo, mientras que los sticks analógicos también han sido sometidos a un uso continuado. También se han incluido pruebas con golpes.
Los resultados, según se puede desprender, han sido bastante satisfactorios, ya que el test no sólo ha demostrado una gran resistencia a esa continuada presión sobre los botones, sino que además éstos han respondido perfectamente tras ese uso masivo, lo que asegura de este modo una prolongada vida. De hecho, el propio manager se aventura a dar una cifra, y asegura que cada botón será capaz de resistir hasta tres mil millones de usos.
Las pruebas de resistencia a los golpes también parece haber dado grandes resultados ya que el interior parece haber aguantado los diferentes tipos de impactos.
Una década de servicio
A pesar de esos buenos resultados, Brown asegura que los tests continuarán a lo largo de los próximos meses para garantizar que, como decíamos, un mismo mando pueda durar esos diez años marcados, que no son otros que la vida funcional que se ha establecido para esta nueva Xbox One.
Así pues, parece que en esta generación de consolas no tendremos que cambiar tantas veces de mando, con su consiguiente gran desembolso que ello supone, a menos que te empeñes en ello, ya que ninguna prueba parece garantizar la durabilidad en manos de jugadores más acalorados.
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