En 2005 nació Megaupload. Entre dicho año y 2008 se desarrolló de forma masiva. Desde entonces y hasta la actualidad, la oferta para ver series y películas con calidad, agilidad, en buenas condiciones y de pago a través de Internet era prácticamente inexistente. Sus responsables, por lo que se puede leer en el auto de demanda con la investigación del FBI, aprovecharon esta necesidad no cubierta para lanzar varios sitios de descarga y visualización de todo tipo de contenido. Pero no buscaron acuerdos con los propietarios de las obras, sino una vía rápida:publicar sin consentimiento.
Cierto que ellos no 'subían' nada, lo hacían usuarios. Es verdad que también daban otro tipo de servicios. Pero una vez vista la investigación, las conversaciones y los hechos, queda claro que Kim 'Dotcom' y sus colegas sabían perfectamente que el grueso de sus ingresos era posible gracias al contenido protegido que se publicaba en el sitio. También que premiaban a los usuarios con más descargas, es decir, a quienes 'subían' estrenos de películas y series así como los últimos álbumes de los grupos de moda. Y que ponían muchas pegas y problemas a las compañías que solicitaban eliminar miles de obras protegidas cada día.
Será un juez quien dictamine la culpabilidad de los acusados -primero otro tendrá que decidir si son extraditados a EEUU para el juicio- pero a priori, y dado el historial del fundador de Megaupload, hay motivos para sospechar que, efectivamente, estamos ante una trama de enriquecimiento a costa de obras protegidas por derechos de autor.
La lujosa residencia de Kim 'Dotcom' en Nueva Zelanda. En todo caso, aunque se demostrase que así es, dificilmente se justifica la irrupción policial en datos y obras propiedad de clientes que usaban Megaupload de forma legítima. Cierto que no serían una mayoría de usuarios, pero probablemente hablamos de millones de perjudicados. El FBI y la Justicia de EEUU deben garantizar que todo lo incautado se devolverá a sus propietarios sin daños y sin intromisión en su privacidad. Y probablemente antes de poder hacerlo tendrán que enfrentarse a demandas de usuarios en todo el mundo.
Megaupload nació en respuesta a una demanda social: la necesidad de ver y descargar televisión, cine y música de forma sencilla y a precios razonables. Megaupload fue una mala solución para un problema que hasta hace sólo tres años no tenía remedio y que desde entonces la tiene pero apenas sólo en EEUU gracias a modelos de suscripción como Spotify, Netflix o Hulu. A cambio, Megaupload sirvió para abrir la puerta a un modelo de negocio notable, legal y hoy boyante: el almacenamiento de archivos para uso personal o compartido.
Argumento que en absoluto justifica, si se confirman, los delitos cometidos por los gestores de Megaupload. Pero sí muestra cómo una adaptación lenta a una nueva tecnología lleva aparejados una serie de graves problemas de difícil solución.
Kim 'Dotcom' come un pedazo de carne. Megaupload no sería hoy noticia si hace cinco años la industria del cine, la televisión, la música y la editorial hubiesen decidido adaptarse al modelo de negocio del futuro, tanto en tecnología como en precio. Si en lugar de pretender mantener la ambiciosa y carísima producción, edición y distribución tradicional, con sus pingües beneficios, hubiesen apostado por crear nuevos ciclos adaptados a nuevos tiempos. Hoy, seis años después de que naciese Megaupload, y 13 más tarde de que lo hiciese Napster, el cambio es tan costoso y doloroso para los sectores mencionados que su único remedio es recurrir a la fuerza para tratar de reducir un retraso de 13 añosrespecto a los usos y costumbres de los consumidores.
Porque no es que haya muchos piratas, sino poca oferta que resulte competitiva.
FUENTE: www.elmundo.es
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