Fileserve, Mediafire, Rapidshare y otras webs permiten alojar contenidos en la red, sin contar las redes P2P
Son visitadas cada día por millones de personas que buscan contenidos digitales. Películas de éxito, pero también rarezas descatalogadas. El último éxito de las listas de ventas o la maqueta de un grupo no comercial. Las páginas de descarga directas se han convertido en uno de los pilares principales del consumo de contenidos digitales en todo el mundo. De obras con derechos de autor, pero también de contenidos personales como fotos o documentos, e incluso de obras cuyos derechos han pasado al dominio público o utilizan licencias distintas al copyright.
Megaupload, el servicio cerrado hoy en una operación del FBI, era quizá el más popular, pero no el único. Fileserve, MediFire, Rapidshare, Gigasize, i-Filez... Son sólo algunos de los hasta hoy competidores de Megaupload. Por el momento todos se mantienen activos y prestan exactamente el mismo servicio: descarga limitada o barra libre siempre y cuando el usuario se abone al servicio Premium.
Pero hay más. Muchas más. Porque el cierre de Megaupload no significa, ni de lejos, la muerte de las descargas en Internet. Ni siquiera es una agonía. A lo sumo se trata de un catarro que se acaba curando en unos días. Porque, como ya demostró el cierre en 2001 de Napster por el tesón de las discográficas, el cierre de uno de estos servicios sólo provoca el renacimiento de otros mejorados y más difíciles de controlar.
Las redes P2P, como lo es eMule, son las más complicadas a la hora de meter mano desde un punto legal. Porque Megaupload alojaba los contenidos en sus granjas de servidores diseminadas por todo el mundo. Con las redes P2P son los propios usuarios los que comparten parte de esos archivos que otro internauta está descargando.
El auge de los servicios de descarga directa ha colocado en un segundo plano a las redes P2P. Pero aún existen. Y funcionan razonablemente bien. Además de eMule, la más utilizada es BitTorrent. En un tercer lugar se sitúa Ares.
Son visitadas cada día por millones de personas que buscan contenidos digitales. Películas de éxito, pero también rarezas descatalogadas. El último éxito de las listas de ventas o la maqueta de un grupo no comercial. Las páginas de descarga directas se han convertido en uno de los pilares principales del consumo de contenidos digitales en todo el mundo. De obras con derechos de autor, pero también de contenidos personales como fotos o documentos, e incluso de obras cuyos derechos han pasado al dominio público o utilizan licencias distintas al copyright.
Megaupload, el servicio cerrado hoy en una operación del FBI, era quizá el más popular, pero no el único. Fileserve, MediFire, Rapidshare, Gigasize, i-Filez... Son sólo algunos de los hasta hoy competidores de Megaupload. Por el momento todos se mantienen activos y prestan exactamente el mismo servicio: descarga limitada o barra libre siempre y cuando el usuario se abone al servicio Premium.
Pero hay más. Muchas más. Porque el cierre de Megaupload no significa, ni de lejos, la muerte de las descargas en Internet. Ni siquiera es una agonía. A lo sumo se trata de un catarro que se acaba curando en unos días. Porque, como ya demostró el cierre en 2001 de Napster por el tesón de las discográficas, el cierre de uno de estos servicios sólo provoca el renacimiento de otros mejorados y más difíciles de controlar.
Las redes P2P, como lo es eMule, son las más complicadas a la hora de meter mano desde un punto legal. Porque Megaupload alojaba los contenidos en sus granjas de servidores diseminadas por todo el mundo. Con las redes P2P son los propios usuarios los que comparten parte de esos archivos que otro internauta está descargando.
El auge de los servicios de descarga directa ha colocado en un segundo plano a las redes P2P. Pero aún existen. Y funcionan razonablemente bien. Además de eMule, la más utilizada es BitTorrent. En un tercer lugar se sitúa Ares.
FUENTE: http://foro.elhacker.net
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